La disc jockey me cuenta que Rosita es un personaje, pero luego de conversar durante horas, me temo que como en Timbiriche, ella y Rosita, son en realidad una misma.
La cultura kitsch se asocia con la cultura popular, se caracteriza por ser estridente y nostálgica, una ola de sentimientos que arrasa con todo, en Simplemente Rosita se transforma en canciones de desamor entonadas a todo pulmón. La DJ trágica, hace de las suyas mientras sonríe sosteniendo en su cabeza una diadema de flores.
El proyecto que comenzó en su mente, sin saberlo, detrás de una ventana del Centro Histórico, y que se materializó en 2010 a lo grande, cumple quince años este 2025; la quinceañera está más lista que nunca, con una playlist para que la noche sea memorable.
Creció en la calle de las extintas Hamburguesas Capri, rodeada de restaurantes de comida china y esa mística que es característica de la zona 1 capitalina; entre el bullicio y la cultura, entre el arte el deliro y la realidad. Mientras conversamos, su voz se torna emocionada al compartirme los recuerdos de la casa de sus abuelos paternos, en la 17 calle y 7 avenida de la zona 1; allí recorría con la mirada, durante horas, el viejo rótulo dorado del Bar Cardy. Se sentía atraída, inexplicablemente, por aquellas andanzas de los adultos, sobre todo por la imponente rocola que se asomaba a través de su ventana. La música de aquella época estaba inundando sus sentidos, afortunadamente para quienes hemos experimentado noches inolvidables en sus espectáculos. La DJ guatemalteca fue siempre creativa, lleva décadas dedicada a su agencia de publicidad, se graduó de Maestra del Colegio Monte María, estudió Diseño Gráfico en la Universidad Rafael Landívar y se especializó en Italia en la rama. Su adolescencia fue tranquila, al lado de su abuela materna, haciendo las tareas escolares y viendo telenovelas, también disfrutaba de la lectura, las artes plásticas y escénicas. Ganó varios premios escolares y certámenes, dibujando.
Tiene un hermano, me aclara que es alguien completamente alejado de lo kitsch, y recuerda entre risas que, junto a los amigos de él, quienes llegaban a casa por las tardes, coreaban los éxitos de Timbiriche, dramatizando los besos de ceniza y el enérgico, “…corro, vuelo, me acelero…” Junto a las melodías de José José, Pimpinela, Pantoja, Pandora y muchos más, acompañó sus noches junto a su familia y el programa televisivo “Siempre en domingo”, se asombra con gracia al recordar que casi vio crecer a Luis Miguel, desde la época en la que actuaba con Lucerito, película que disfrutó en el extinto Cine Capri.
Durante su estadía en Italia, el gusto por el arte se afianzó. También las memorias de años pasados, llevaba consigo casetes que le habían grabado amistades y amores. Y existe un momento importante de su vida en ese balcón europeo que habitaba, recuerda que su canción favorita sonaba constantemente: “…ya lo ves la vida es así, tú te vas y yo me quedo aquí… seré la gata bajo la lluvia…” y acompañaba el coro con un cigarrillo. Esa nostalgia la compartió con una compañera de nacionalidad colombiana, y fue así como con las canciones de siempre, tal vez, fueron los cielos italianos los testigos de los primeros “Simplemente Rosita”.
Regresó a Guatemala y fundó su agencia publicitaria Punto Mandarina, en 2001. Allí, en la oficina, sonaba una y otra vez la música de aquella rocola del Bar Cardy; supo que tenía que materializar el pensamiento de compartir esa música con más personas y organizó junto a sus amigos, César y Bren, algunos eventos pequeños en el antiguo ambiente de 4 Grados Norte; se llamaba “Divino kitsch”, decenas de asistentes disfrutaron esas noches, sin preocupaciones, sin ver creencias, raza ni gustos. Se reunían así, cada año, un par de veces; hasta 2010 cuando esta artista, decidió llevar su performance a otro nivel, ya como algo 100% suyo. Una amiga cubana le dijo que su nombre debía ser como de telenovela, al estilo de “Simplemente María” de 1989 y haciendo honor a su tercer nombre, la DJ trágica Simplemente Rosita, cobró vida en la cultura guatemalteca.
Las presentaciones fueron trimestrales, hasta 2016 que un espectáculo alcanzó más de 500 personas en un espacio cultural en la zona 1; la guatemalteca recuerda que vendía las entradas vía telefónica, de una forma muy manual y atendía ella personalmente cada solicitud. Surgió así la necesidad de expandirse.
Su proyecto ha sido un éxito indiscutible, se ha presentado en conciertos de artistas internacionales, ha llevado el show a varios países y hasta recibió una oferta de trabajo permanente en un reconocido bar, pero me aclara que la esencia de Rosita es la libertad, el no depender de nada ni nadie sino hacer de cada evento algo único, una experiencia dirigida por la energía de quienes se entregan por completo al disfrute de la música.
Cuando le pregunto sobre momentos extraordinarios durante sus eventos, Rosita me recalca que es inexplicable la magia al escuchar las voces de todos fundiéndose para corear al unísono algún éxito del desamor. También le es reconfortante escuchar relatos de quienes suben al escenario a saludarla para dejarle frases tan profundas como: “Es mi primera noche de diversión luego de mi divorcio…” o “…vine a celebrar que vencí el cáncer…”. En mi caso, he tenido el gusto de decirle a esta artista que, en sus fiestas, he comenzado a superar la ansiedad.
“¡Abrázame, muy fuerte amor, que el tiempo en contra viene!” exclama entre genuinas risas, cuando le pregunto sobre alguna de sus canciones favoritas, es un clásico de Juan Gabriel que sin duda se presta para ser de las preferidas de la DJ. Rosita disfruta, además de la música, la comida de feria guatemalteca, las tostadas, los tacos y un buen atol. De sus colores favoritos, indudablemente, menciona el rosa y el turquesa, insignias de sus fiestas.
“E hizo una guirnalda con puras buganvilias, la puso en mi frente, yo me sentí divina…” dice la canción de Rocío Dúrcal que inspiró la utilización de diademas en cada fiesta donde, también de la interprete española, es un himno infaltable “La gata bajo la lluvia”.
Su esposo, su equipo técnico y de producción, sus bailarines y su público son lo que considera como esencial para el éxito de su carrera como DJ trágica.
Sin duda alguna, los quince años de Simplemente Rosita, son todo un acontecimiento imperdible y que cientos de personas disfrutaremos.
Gracias, querida Rosita, por lo cantado, lo bailado y lo vivido.
“Tiempo de vals es el tiempo hacia atrás, donde hacer lo de siempre es volver a empezar, donde el mundo se para y te observa girar, es tiempo para amar…”
¡Un aplauso para la quinceañera!